En una conversación reciente con una alumna que ya había surfeado varias veces antes de tomar unas clases con nosotros, surgió un tema recurrente. Era su primera vez en la isla y quería olas “grandes”. Vamos a intentar explicar por qué el tamaño no importa; que lo importante es buscar olas de calidad.
Un error habitual
Porque lo es: pensar que tenemos nivel suficiente como para surfear una ola grande. Si hemos surfeado durante 10 años, pero de manera esporádica (2 o 3 veces al año y separadas entre ellas) seguramente no tendremos la habilidad que requiere enfrentarnos a unas olas que vayan más allá de la altura de la cintura-pecho.
La evaluación previa de la situación antes de ir al agua es muy importante. “No hay olas”, comentario de hemos tenido que escuchar de algunos alumnos. Sorprendentemente, algunos de estos alumnos luego no han conseguido acabar la sesión de surf porque resultaba que estaba “demasiado grande”. Es muy habitual pensar que las olas son pequeñas sin haber entrado al agua. Desde dentro, la situación es muy diferente.
La lectura del mar
Es por eso que la lectura del mar es tan importante. Si has pasado por nuestra Academia lo habrás oído: “la lectura del mar es, con diferencia, la habilidad del surf más complicada de aprender”. Esta habilidad sólo se puede pre-enseñar, pero su aprendizaje depende de muchos baños, muchas horas de surf y de observación. Y eso es algo que sólo se consigue con el tiempo.
Porque además de complicada, la lectura del mar, es super-importante. Todo mi surf está condicionado a la ubicación de la ola; dónde y cuándo la remo, dónde y cuándo la cojo, dónde y cuándo me pongo de pie… y todos estos factores dependen de una sola cosa: de cómo leo las olas, de la correcta interpretación de lo que veo en el mar.
El tamaño no importa. Más calidad, menos tamaño
Y ese es el problema. Que cuando se carece de una lectura del mar bien trabajada y desarrollada, sólo somos capaces de leer las olas grandes. De la misma manera que los/as niños/as pequeños/as sólo son capaces de ver, leer, entender las letras grandes durante su aprendizaje inicial, cuando surfeamos nos sucede lo mismo. Nos resulta mucho más fácil interpretar las olas más grandes (y generalmente desestimamos las pequeñas, que nos cuesta más detectar).
Y ahí está el error. Volverse un/a “tamañero/a”, es decir… pretender surfear olas más grandes por entender que son mejores, cuando esa relación no es necesariamente así y, de hecho, en muchas ocasiones es justo todo lo contrario.
Aprender a leer el mar es un factor determinante para nuestro surf, así que tómatelo con calma porque cada sesión es diferente y de todas se puede sacar un buen aprendizaje. Eso sí, nunca pierdas de vista que se trata de un largo camino y que no es algo que se aprende en horas, días ni semanas. Se tarda años en tener una buena lectura del oleaje.
Fuerteventura, un lugar privilegiado con muchas y muy diferentes olas
Y es por eso que el norte de la isla resulta un emplazamiento único para aprender a surfear. Porque nos brinda múltiples surf-spots en los que practicar nuestra pasión con diferentes características. Olas más rápidas y más lentas, de izquierdas, de derechas, más técnicas, más suaves, con fondo de roca, de arena, o mixto, de mayor o menos tamaño… ¡fíjate si hay variantes, y ni siquiera hemos entrado en un gran detalle!
Es por eso que es importante siempre dejarse aconsejar por alguien que conozca los lugares en los que surfear y nunca subestimar el mar y las condiciones de olas. Y lo más importante: en el surf, como en el sexo, el tamaño no importa. Lo que importa es que sea juguetona (la ola).